Por: José Florentino Estrada Ruiz.
El lenguaje no es sexista por sí mismo, sexista implicaría pretender hacer inferior a la mujer en cuanto a sujeto de derechos, ante esa situación es preciso que en nuestra práctica cotidiana se evite hacer a la mujer inferior en cuanto a derechos y oportunidades y ante todo es recomendable evitar caer en ideologías absurdas que pretenden negar, por ejemplo, las diferencias biológicas entre hombres y mujeres.
Aunque en la actualidad existan personas que sostienen la idea errónea de que el lenguaje puede ser utilizado con una finalidad de hacer inferior a la mujer en cuanto a sujeto de derechos y oportunidades ese lamentable hecho no convierte al lenguaje en intrínsecamente sexista, sería absurdo afirmar que el lenguaje es sexista por ejemplo, al reconocer la diferencia de fuerza física entre el hombre y la mujer y que en dicho comparativo la coloque en una posición inferior, en cuanto a la fuerza física.
La idea absurda de un “lenguaje no sexista” podría tener una pizca de razón cuando tal inferioridad sea colocada solamente en un plano de derechos por razón del sexo, de lo contrario, se trata de un completo absurdo, el cual no subyace en lo supuestamente sexista que quieran adjudicarle, sino en una cuestión de sentido común, desde el cual se reconoce la igualdad de derechos por el simple hecho de pertenecer al género humano por razón de la naturaleza humana que comparten tanto hombres como mujeres, reconocer dicha igualdad puede darse sin la necesidad de matizar el lenguaje con tintes ideológicos de sexismo. El considerar aquellas diferencias biológicas o aquellas diferencias sociales que se deriven de lo biológico no implica sexismo, debido a que el género gramatical de nuestro idioma español no es sexista en absoluto.
En el idioma español, el género gramatical masculino no es exclusivamente neutro, aunque sí es incluyente, porque considera tanto al sexo masculino como al sexo femenino. No excluye al femenino y por eso es innecesario recurrir a falacias lógicas de falsa relación entre la escritura con las injusticias históricas atribuidas al hecho de ser hombres o mujeres.
En todas aquellas situaciones del lenguaje donde sí existe correspondencia entre el género gramatical femenino con el sexo femenino, es cuando se excluye al masculino. La única excepción se da precisamente donde no existe correspondencia entre el género gramatical femenino con el sexo femenino, solamente en esa excepción a la regla es cuando el género femenino puede usarse para referirse tanto a hombres como a mujeres, y en este caso excepcional adquiere el carácter de neutro, tal es el caso del sustantivo: “personas” se trata de una pequeña excepción a la generalidad. Por ejemplo, si en una redacción ya se mencionó que se está hablando de "las personas", la expresión: “o alguna otra que desee participar”, se entiende que se refiere a “alguna otra persona” lo cual incluye tanto a hombres como a mujeres, puede ser una persona femenina o una persona masculina, independientemente del universo de ideas, y percepciones que subyacen en la mente de cada cual.
Justificar el uso del femenino para referirse a hombres es tan absurdo como los que argumentan que la palabra "águila" es una palabra femenina aunque se esté hablando de un ave macho o que la palabra "agua" es femenina aunque no tenga género. En todo caso olvidan que en ambos ejemplos se emplea un artículo determinado masculino: "el". Esto es así porque, en el primer caso se trata de un género animal de los vertebrados y en el segundo caso se trata de el nombre que se le da a un tipo de líquido. Lo anterior más bien termina por demostrar que en el lenguaje del español no necesariamente tiene que existir una relación entre el género gramatical femenino o masculino con el sexo femenino o masculino del género humano.
El argumento falaz que sostienen los que defienden el uso del supuesto "lenguaje no sexista" es evitar un uso excesivo del masculino porque hacen una asociación errónea entre el género gramatical con el sexo de las personas. Al tratar de evitar el uso excesivo del masculino algunos ideologizados lo llevan a un extremo absurdo de emplear redacciones con un uso excesivo del femenino, cuando esto ocurre, como el femenino excluye al masculino se tiene que preceder de manera forzada el uso masculino de manera posterior, lo que termina por generar una enorme sobrecarga gráfica de redundancias y reiteraciones innecesarias que suelen desviar la atención del lector sobre la idea que se desea expresar. Tal es el caso del abuso en la redacción de expresiones redundantes tales como: “las maestras y los maestros”, “las alumnas y los alumnos”, “niñas y niños”, “las y los educandos”, etc. Que no son más que formas absurdas e ideologizadas que se pretenden imponer de manera forzada al redactar leyes, acuerdos y lineamientos.
Cuando la persona de la que se habla es mujer, es correcto expresarlo en femenino, tal es el caso de: "la presidente", "la comandante", la doctora, maestra, tutora, alumna, educadora, trabajadora social, etc. Como en el ejemplo: “va a venir una doctora muy importante”, si la persona es mujer sería incorrecto decir “va a venir un doctor muy importante”. Es incorrecto usar el masculino cuando solamente están hablando de una mujer y en esos casos es correcto y más acertado el uso del femenino, porque el femenino excluye al masculino.
Referirse al masculino cuando exclusivamente se está hablando de una mujer es un recurso falaz y mediocre para justificar supuestos estereotipos o prejuicios que subyacen a las profesiones y al género, como cuando se argumenta que "va a venir un Doctor muy importante" (que de antemano es una mujer) pero se menciona de esa manera, en masculino, para que naturalmente se piense que se pueda tratar de un hombre y con ello pretender justificar de manera falaz el estereotipo de "pensar que solamente los Doctores muy prestigiosos son hombres", quienes emplean estas artimañas de manipulación suelen rematar con la cerecita del pastel: "¿A caso las mujeres no pueden tener un doctorado y ser exitosas?". Esto es una cuestión más de manipulación ideológica, porque bien podría afirmarse: "va a venir una doctora muy importante" y con ese simple empleo correcto del lenguaje se derribarían más estereotipos y prejuicios que al pretender manipularlo en aras de un supuesto "lenguaje no sexista".
Ahora bien, en otro extremo es un absurdo ideológico pretender que siempre se deba redactar en femenino a sabiendas que el femenino es naturalmente excluyente.
El masculino puede usarse cuando se quiera hablar tanto de mujeres como de hombres. En el ejemplo: “docentes y directivos”, directivo es una persona que dirige y puede ser hombre o mujer. Mientras que la palabra directiva se puede referir a una serie de normas, pautas o directrices a seguir. Cuando se redacta: “maestros”, “alumnos”, “padres de familia” se reconoce, se entiende y se sabe que se refieren tanto a hombres como a mujeres, porque el masculino incluye al femenino y no se está invisibilizando a la mujer.
El uso de una redacción que implique indicar ambos géneros solamente es válido cuando se tenga la necesidad de expresarla de esa manera, por lo que es importante evitar caer en el extremo opuesto de siempre colocar primero el femenino antecediendo al masculino en todo momento y ocasión.
En las situaciones que esto lo amerita, por ejemplo, en el caso de un anuncio que dice: “Se solicita enfermero o enfermera”, algunos ideólogos podrían interpretar como que le están dando prioridad de contratación a los hombres que a las mujeres. Desde ese supuesto "lenguaje no sexista", los ideólogos considerarían más conveniente redactar primero el femenino y posterior a éste el masculino, de tal manera que rece de la siguiente manera: “se solicita enfermera o enfermero” de igual manera alguna persona podría argumentar que desde esa redacción se estaría dando prioridad al personal de enfermería femenino sobre el personal de enfermería masculino. De cualquier modo se trata de una reiteración innecesaria que, en todo caso, la expresión: “se solicita personal de enfermería” sería más conveniente, ya que si sólo se pretendiera contratar a una persona, la contratación de la misma sería por ser la más cualificada, independientemente de que se trate de un hombre o de una mujer.
Cuando se publica un anuncio que dice: “Se solicita ingeniero”, no están dando a entender que las mujeres no pueden ser ingenieras o que las estén invisibilizando, cualquier persona con sentido común y capacidad intelectual entiende que pueden ir mujeres a entregar su currículum, salvo que se especificara de manera textual que solamente están contratando hombres. Como ya se aclaró con anterioridad, solamente un ente ideologizado se sorprendería y se plantearía la absurda pregunta: ¿Qué acaso las mujeres no pueden ser ingenieras? Lo curioso es que cuando se lee una publicación donde se solicitan operadores de producción, albañiles o recolectores de basura, (en masculino) como se trata de puestos considerados como de "menor rango" por estos entes ideologizados, no se rasgan las vestiduras ni pegan el grito en el cielo, ni se plantean la misma pregunta: "¿Qué a caso las mujeres no pueden ser recolectoras de basura?" parece ser que para estas personas cargadas de ideologías absurdas que subyacen al género el uso del masculino sólo les incomoda a conveniencia. Recordemos que el trabajo dignifica al hombre (y por hombre me refiero también a las mujeres).
Recordemos que no se puede despegar el factor biológico de lo social, al respecto hay que destacar que, aunque se considere reduccionista referirse a los cromosomas XX para referirse a las mujeres o XY para referirse a los hombres, esto no lo convierte en falso. Las mutaciones genéticas, condiciones médicas y trastornos de ese tipo, se pueden considerar una excepción a la regla y no constituyen un tercer sexo. En todo caso se trata de hombres con características consideradas como "intersexuales" o mujeres con características consideradas como "intersexuales" donde el uso del lenguaje no tiene relación alguna.
El género gramatical masculino puede usarse para referirse tanto a hombres como a mujeres independientemente de cómo se auto perciban las personas, es un absurdo pretender utilizar el lenguaje para que éste tenga que adaptarse a las múltiples autopercepciones que radican en la mente de cada individuo.
Vale la pena recordar que la discriminación consiste en obstaculizar, restringir, impedir, menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos y libertades fundamentales. Eso es independientemente al reconocimiento de las diferencias biológicas, físicas y de cualquier otra índole que las personas puedan presentar.
La igualdad de derechos no se logra con acciones superfluas como pretender modificar el lenguaje para que se ajuste a ciertas corrientes ideológicas, como lo hacen ciertos legisladores al modificar el lenguaje en las leyes agregando “las y…” donde dice: “los educandos” para que diga: “las y los educandos”, “Todes”, “Todxs" o “tod@s”, estas acciones en realidad son tan superficiales e inútiles que no atacan el problema real que consiste en que una persona, así se trate de una mujer o de un hombre, sea vista como inferior en cuanto a derechos. Son acciones tan inútiles como que los magistrados o legisladores varones se pongan falda y tacones para aparecer en una fotografía. En la actualidad existen países donde la mujer no goza de los mismos derechos que el hombre y en la práctica es vista como inferior en cuanto a sujeto de derechos y oportunidades, cabe mencionar que en esas regiones su lenguaje es totalmente neutro.
¡Basta ya de ideologías absurdas e inútiles!