Una cosa son los neuromitos y otra muy distinta las formas en los que éstos son malinterpretados.
Sobre los estilos de aprendizaje
El neuromito no desdeña a los estilos de aprendizaje, no obsoletiza los canales de representación ni dice que ya no se deban aplicar test de estilos de aprendizaje o test de canales de representación ni que éstos deban prohibirse a toda costa, tampoco reafirma la idea errónea de que el docente que los realice, utilice o proponga, resulte ser un anticuado obsoleto.
Lo único que el neuromito afirma es que las experiencias de aprendizaje se deben variar y presentar desde una multiplicidad de formas y en caso de que llegara a predominar un estilo de aprendizaje o que predominara un canal de representación en el alumno, que no caigamos en el error de únicamente ofrecer experiencias con ese estilo o canal de representación predominante. ¡Es todo!
Además, antes de las neurociencias, cuando estuvieron en apogeo los estilos de aprendizaje se entendía que era una falacia que el docente, en todo tiempo y lugar tuviera que abordar todos los estilos de aprendizaje y que el 100% de las actividades tuvieran que ser abordadas desde los tres canales de representación de manera simultánea. El neuromito tampoco cae en esta falacia de generalización.
Otra falacia que se ha empleado para desdeñar la noción de considerar los intereses del estudiante y por consiguiente a los estilos de aprendizaje, consiste en poner como ejemplo a un alumno en el cual predomina el interés por la comida chatarra, se sabe que la comida chatarra no es buena para las personas, pero como se debiera respetar siempre el interés del alumno (no se de donde sacan esa otra idea errónea de considerar el interes del alumo sea cual éste sea), entonces le deberías proveer al alumno siempre de comida chatarra porque es su interés. Ese es un argumento muy flojo y para nada supone una razón válida para no considerar los intereses o los test de estilos de aprendizaje. Si bien es cierto que algunas valoraciones de los estilos de aprendizaje pueden carecer, o de hecho carecen de objetividad y certeza, no es razón suficiente para dejar de considerarlas.
Como conclusión, independientemente de su confiabilidad, tanto los estilos de aprendizaje como los canales de representación son parte de las capacidades de los estudiantes. Conocer las capacidades de los estudiantes le ayuda a los docentes a proponer experiencias variadas de aprendizaje, diversificarlas y enriquecerlas, poniendo especial cuidado en evitar caer en el error de solamente utilizar un estilo predominante que se haya identificado.
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